Por Ricardo Pinto
-Periodista, Columnista de TV en Punto Final, SOCIEDAD en Clarín Chile y FÚTBOL en La Magia Azul.-
Aunque esté demás plantearlo, ¿alguien tenía alguna duda que a la final del apertura llegaban la U y la UC? Porque más allá del verso conciliador de los dos mejores equipos del campeonato y los berrinches de estadística de los expertos, el formato de torneo se hizo para que la definición del torneo fuera entre estos rivales. Lo demás –incluidos los demás clubes participantes- fue el adorno apurado y casi histérico de la ANFP preparando una Copa América sobre la que hay puestas exageradas ilusiones.
Los que saben, supuestamente, apelan al buen semestre de la Católica, jugando dos frentes –innegable fundamento- y concluyendo la fase regular como puntero indiscutido. Sí, es verdad. Desde esa mirada tan cliché, el favorito para levantar la copa es el equipo cruzado. Pero es un craso error basado en el facilismo de no mirar el fútbol por preocuparse de la selección.
El fútbol chileno pasa por una profunda crisis de rendimiento. Una tal que permite al campeón vigente darse el lujo de dominar el torneo con un mínimo de individualidades y un rendimiento disfrazado de regular. Es un gran equipo la Católica? Fue un equipo consistente y equilibrado? Dudoso. Arqueros que salvan partidos y se comen otros, defensas que pasan de héroes a villanos, volantes con poco fútbol por la rotación y alguna excepción arriba. Silva, Felipe Gutiérrez, Pratto, Mirosevic y pare de contar. Lo demás es un ascensor de oscilante nivel.
No pasa lo mismo con la U. Por más que Sampaoli quiera eternizar una escuela bielsista que no comulga con la esencia del fútbol criollo no le podemos anotar grandes logros. Algunos que subieron el nivel como Vargas, Marino y Canales, otros que bajaron como Puch, Gabriel Vargas o Gallegos. En honor a la verdad, otro grupo de peaks individuales e irregulares donde sólo mantienen el mismo nivel Herrera, Aránguiz y paradójicamente, Rivarola.
Podría apelar al verso, a la arenga, al sentimiento, a eso que viene del tablón y que algunos juran que desequilibra. Creo que esta final no se va a ganar ni con “huevos”, ni con popularidad en las gradas, ni con historia, ni nada que se pueda escribir. El fútbol es uno sólo y es lo que algunos están olvidando. Es presente. Es racha,
Y para suerte de la “U”, Sampaoli encontró el equipo, lo mantuvo en el remate de la fase regular, ganó partidos importantes, ya le pasó por encima a la UC aunque no lo pudo amarrar –por perdonar en la puntada final- y para su regocijo, el esquema llegó a su punto máximo durante las últimas semanas. No como los de la franja, que vienen de vuelta de la inflexión, tras una temporada bien trabajada, que en Chile alcanza para tener un presente memorable. Si se da la lógica que muchos no están aplicando, la “U” lo debiese ganar con probada contundencia.
Por más impredecible que sea este deporte, acá se trata de rendimiento. Yo le pongo las fichas al “León”…
-Periodista, Columnista de TV en Punto Final, SOCIEDAD en Clarín Chile y FÚTBOL en La Magia Azul.-
Aunque esté demás plantearlo, ¿alguien tenía alguna duda que a la final del apertura llegaban la U y la UC? Porque más allá del verso conciliador de los dos mejores equipos del campeonato y los berrinches de estadística de los expertos, el formato de torneo se hizo para que la definición del torneo fuera entre estos rivales. Lo demás –incluidos los demás clubes participantes- fue el adorno apurado y casi histérico de la ANFP preparando una Copa América sobre la que hay puestas exageradas ilusiones.
Los que saben, supuestamente, apelan al buen semestre de la Católica, jugando dos frentes –innegable fundamento- y concluyendo la fase regular como puntero indiscutido. Sí, es verdad. Desde esa mirada tan cliché, el favorito para levantar la copa es el equipo cruzado. Pero es un craso error basado en el facilismo de no mirar el fútbol por preocuparse de la selección.
El fútbol chileno pasa por una profunda crisis de rendimiento. Una tal que permite al campeón vigente darse el lujo de dominar el torneo con un mínimo de individualidades y un rendimiento disfrazado de regular. Es un gran equipo la Católica? Fue un equipo consistente y equilibrado? Dudoso. Arqueros que salvan partidos y se comen otros, defensas que pasan de héroes a villanos, volantes con poco fútbol por la rotación y alguna excepción arriba. Silva, Felipe Gutiérrez, Pratto, Mirosevic y pare de contar. Lo demás es un ascensor de oscilante nivel.
No pasa lo mismo con la U. Por más que Sampaoli quiera eternizar una escuela bielsista que no comulga con la esencia del fútbol criollo no le podemos anotar grandes logros. Algunos que subieron el nivel como Vargas, Marino y Canales, otros que bajaron como Puch, Gabriel Vargas o Gallegos. En honor a la verdad, otro grupo de peaks individuales e irregulares donde sólo mantienen el mismo nivel Herrera, Aránguiz y paradójicamente, Rivarola.
Podría apelar al verso, a la arenga, al sentimiento, a eso que viene del tablón y que algunos juran que desequilibra. Creo que esta final no se va a ganar ni con “huevos”, ni con popularidad en las gradas, ni con historia, ni nada que se pueda escribir. El fútbol es uno sólo y es lo que algunos están olvidando. Es presente. Es racha,
Y para suerte de la “U”, Sampaoli encontró el equipo, lo mantuvo en el remate de la fase regular, ganó partidos importantes, ya le pasó por encima a la UC aunque no lo pudo amarrar –por perdonar en la puntada final- y para su regocijo, el esquema llegó a su punto máximo durante las últimas semanas. No como los de la franja, que vienen de vuelta de la inflexión, tras una temporada bien trabajada, que en Chile alcanza para tener un presente memorable. Si se da la lógica que muchos no están aplicando, la “U” lo debiese ganar con probada contundencia.
Por más impredecible que sea este deporte, acá se trata de rendimiento. Yo le pongo las fichas al “León”…
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