29 abril 2011

GANADORES DEFINITIVOS.

Amigos:
La idea de sortear las entradas pidiendo historias de clásico se hizo con la idea que no sólo premiáramos sino compartir las historias con los demás hinchas.
Sin embargo el concurso superó todas las expectativas y llegaron 156 historias.
La verdad no me siento capacitado para elegir entre tantas buenas historias las 6 entradas que faltan. Es por esto que decidí sortear éstas 6 entradas que quedan y estos son los resultados:

  1. Luis Houssein R.
  2. Pablo Zepeda González.
  3. José Figueroa P.
  4. Carolina Pérez A.
  5. Thomas Asenjo Rojas
  6. Luis Retamal Soza

Las entradas están a disposición de los ganadores en Tienda el 10. Santa Magdalena 41 Local 12.
Les agradezco a todos los que concursaron y todas las historias tuvieron su encanto.

Atte
Cristopher Antúnez S.

27 abril 2011

GANADORES 3 Y 4

GANADOR NÚMERO 3: NICOLÁS BERNAL


No sé si todo el mundo puede decir lo mismo que yo, quetiene un amigo desde la guata de la mamá. Obvio, si nuestras mamás se conocendesde hace muchos años y nuestros viejos también, nacimos con un mes exacto dediferencia y nos unen algunas cosas desde la cuna. Claro, los dos somos azulesy de corazón, vamos al estadio con nuestros viejos, hemos cantado, llorado,gritado y reído los 4 en un estadio de fútbol.


Su viejo, un viejo zorro, hincha del Ballet, de ese mismo deLeonel, el Zorro Álamos y el Tanque Campos y compañía limitada; el mío, chunchode siempre, aunque mi tata trató que fuera del Decano de todas formas, nunca loconsiguió, vió a la U campeón desde chico, pero estuvo largos 25 años singritar campeón, eso sí ni por un momento se le pasó por la cabeza desertar deese sentimiento que me traspasó desde que he tenido uso de razón.


Yo aún no tengo la posibilidad de vivir un clásico en cuerpoy alma en el Nacional, pero desde siempre los he seguido y aquí va mi historia.
Esto se remonta al 2001, con 11 años, yo y mi amigo, PabloLeal Pérez, nos juntamos como de costumbre a ver el clásico, más precisamente aescucharlo, mientras nuestros viejos trabajaban.  En aquellos tiempos recién estaba saliendo eseviejo cable “Sky” y como ninguno de los dos podía tener la antenita en la casatuvimos que parar las orejas no más, ya que no nos dejaban ir a la fuente desoda de la vuelta de la esquina porque se juntaba mucha zorra y éramosconocidos hinchas de la Gloriosa. Pusimos la radio a todo volumen y cerramos lapuerta para no molestar a la tía, mientras esperábamos el partido con el típiconerviosismo de antes que empiece a rodar la lindura.


Nuestras apuestas antes del partido eran que ganábamos conuñas y dientes, resultado nos daba lo mismo, el asunto era ganar. Empezaba elpartido y en nuestras cabezas nos imaginábamos todas las jugadas que teníanlugar en el hoyo de Macul. Sufríamos como siempre lo hemos hecho, y luego de unrato llegó una estocada que nos dejó helados y mirándonos con un dejo deamargura, escuchábamos un centro del Coto Sierra y se metía el Chama “sin” golque dejaba la pelota en el fondo. Quedaba partido y nuestra fe estaba intacta yfue así como luego de un rato y después de un par de avisos, tras un cabezazodel recordado bueno para empinar el codo, Arilson, le quedaba la pelota a DiegoGabriel, quien definía y dejaba a ese fleto del Rambo Ramírez sin opción ynacía esa imagen que siempre queremos ver en todos los clásicos, donde Rivarolase sube a la reja a celebrar con la polera de Gokú y a gritarlo con todos loscamaradas que estaban en Macul, nuestras esperanzas revivían aún más.  Nos íbamos al entre tiempo y pensábamos queel segundo era el nuestro.


Empezaba el segundo tiempo y al ratito otra estocada ennuestro pequeño, pero azul corazón cuando en un desborde el Scooby tenía malasuerte y mandaba la pelota en el arco nuestro, nos mirábamos helados otra vez,pero no duraba mucho la amargura porque en un par de minutos era Arilson quecruzaba un remate de zurda y nos hacía gritar de nuevo en la pieza el gol yahora sí que sí teníamos que matar.


Luego vendría una jugada del peruano Maestri, que tuvimos lasuerte de conocer en una pretemporada en Marbella, que le sacaban la pelota enla línea y confiábamos que sacábamos los 3 puntos. Después otra jugada delperuano de casi 190 centímetros y a la siguiente el Chamuca que pegaba y elarquero que tapaba, el rebote salía hacia el centro de la cancha y CarlosGarrido mandaba la pelota adentro, dejando a todos los azules en el estadiogritando como locos y a dos niños en Con-con que rompieron la voz igual como lohacían cada vez que nos tocaba ir al estadio, pero esta vez era con más ganas yse disfrutaba mejor.


Terminaba el partido y nosotros con nuestras poleras de la Ugritábamos, sacábamos las banderas y molestábamos al típico vecino zorra que tesube al columpio cuando perdíamos, mientras la tía movía la cabeza, sin entendermucho nuestra algarabía y nuestro método de gritarle cosas a todos los indiosque pasaban por la plaza después del partido.
En la noche esperamos a ver los goles y a disfrutar otravez, pero ahora con imágenes, de lo que había pasado en la tarde y en todos los noticieros.

GANADOR NÚMERO 4: MACA PINTO

Siempre  fui una alumna modelo en el colegio, tenía buenas notas y excelente comportamiento…excepto por una mancha en mi hoja de vida escolar. Me agarré a combos con una compañera…tenía 12 años e hice que le sangrara la nariz. Esa niña se rio de que me gustara la U. Eso. Simple, ella no entendía que me gustara un equipo que no ganaba una copa hacia años y me refregó en la cara que el “Eterno Campeón” había ganado una vez más el domingo. Y me suspendieron y me quede con la sensación de que había perdido.
Me cambiaron de colegio y nunca más la vi…hasta que una vez me la topé en el estadio…ella con su camiseta blanca llenita de estrellas, yo con mi camiseta azul llenita de amor incondicional…una vez más me saludo con una sonrisa sarcástica, yo sólo sonreí y seguí caminando…ese día en Temuco sabia que el gol de Rivarola era para ella….
Como el planeta es chico me la encontré en la micro…hace pocos días, me preguntó que si seguía yendo al estadio…yo le respondí que si…me contó que ella ya no iba, que no valía la pena…ahí me di cuenta que yo siempre había ganado, que ella siempre sería la perdedora de la historia porque no conoce lo que es vivir por los colores…yo sí.

25 abril 2011

LOS 2 PRIMEROS GANADORES

ESTOS SON NUESTROS 2 PRIMEROS GANADORES

Felipe Eduardo Moya Plaza
@Feliedu

Los colores se llevan en el corazón. Cuando se juega un clásico, los 90 minutos son de infarto, no existe nada más importante que la pasión, los nervios, la rabia, el goce de un gol de Marcelo Salas, Rivarola, Gioino, Heidi Gonzalez y salir victorioso. Lo demas está demás.

Siempre recordaré el clásico de 1995 en el Nacional. Yo tenía 9 años, mi papá nunca fue de ningún equipo, pero siempre y solo por molestarme estaba en contra de la U: En aquel entonces yo jugaba en una escuela de la U en Recoleta, jugaba de "11"  igual que Matador. Aquel sábado anterior al clásico, se jugaba un partido especial entre la U y Colo colo como previa. Al igual que los del primer equipo, nosotros sabíamos que era el partido que había que ganar en el año, la rivalidad de los dos equipos se trasladaba a las canchas de Recoleta, las barras eran las familias, habían bombos, papel picado y como niño de 9 años el nerviosismo se apoderaba de los 11 que salíamos a la cacha.

Cuando salí en la nómina titular del equipo, le prometí a mi viejo que iba a hacer un gol, para que no molestara más y que se lo iba a dedicar. Y Así fue, el equipo ganó 2 - 0  sobre Colo colo con un gol mio en el segundo tiempo. Corrí hacia la pequeña galería que había el borde de la cancha, hice reverencia a matador con el dedo hacia el cielo y le mostré el numero 11 de la espalda a mi papá.
Donde está la gracia? - El clásico siguiente en el Nacional, la U le gana a CC por 2 - 0 con gol del "polaco", previo pase del Leo Rodriguez. Y el segundo, Matador, toque suave y a cobrar.
Fue tan parecido el GOL, el resultado, la emoción, la adrenalina, y la satisfacción de ganar, que hasta siempre papá [que ya no esta con nosotros] recordó ese fin de semana. Y como penitencia, no me molestó nunca más cuando se viene un clásico. Supo lo que era anotar en un partido tan importante, sin importar la edad, de una u otra manera sé que Salas y yo sentimos lo mismo al anotar contra el CC.
Él salio campeón, se fue a Argentina y gano mucho dinero; Yo, debo haber tenido una once con la familia y una docena de completos en la mesa. jajaja.


2. Mi inolvidable primera vez

Por Fernando Contreras A.

Por “tradición” familiar estaba -literalmente- obligado a ser hincha de Colo Colo. No había otra opción. Así me lo decía mi bisabuelo, abuelo, padre, tíos, primos. Entonces, claro, cómo no; nací con la camiseta blanca puesta. De hecho, antes de caminar, hablar o tener conciencia, ese indio estaba en casi todo lo que tenía que ver conmigo: ropa, toalla, platos, vasos, sábanas, cojines, etc.

Pasó el tiempo y, conforme adquirí algo de razón, entendí que en mi vida sólo existirían dos colores: el azul y el rojo. En contra de todos, como el soldado solitario que dispara por inercia cuando la batalla ya está perdida, me hice hincha de la Universidad de Chile.

Ni siquiera sé por qué sucedió, ni mucho menos cuándo: sólo sé que me enamoré de estos colores. Desde ese momento, claro -como todo fanático azul que se precie de tal- tuve en mente la idea de ir al partido contra Colo Colo, pero a la barra de la U, donde -desde mi precoz e infante perspectiva- las cosas se veían más lindas, donde se gritaba con más fuerza y donde la gente era mejor.

Recuerdo que, como nadie de mi familia estaba dispuesto a acompañarme al estadio, empecé a ir cerca de los 11 años. Solo; con un par de vecinos algo mayores que, previo permiso de mi santa madre, me llevaban a “ver lo que era bueno”: Los de Abajo.

Pasó el tiempo y, sin embargo, jamás cumplí el sueño de ir al Superclásico. Eso, hasta aquella calurosa tarde de febrero del 2004.

La noche anterior, no pude dormir. A las siete de la mañana ya tenía puesta una camiseta que me habían prestado (mi papá jamás me compraría una). La ansiedad me consumía, las manos me sudaban, tenía agitado el corazón; quería partir luego rumbo al Nacional. Tenía trece años recién cumplidos y ese día sería mi primera vez.

Jamás podré olvidar esa jornada. De hecho, siempre que me lo preguntan, digo que aquella mágica tarde terminé de enamorarme de esta institución. Esta institución por la que muchas veces he dejado todo tirado, he peleado con mi polola o con mi papá. Ese día entendí y asumí que por el azul y el rojo daría la vida. Y después de ese partido entendí que ir en contra de la “tradición familiar blanca y negra”, había sido una de las mejores decisiones de mi vida.

Cierro los ojos, y aún puedo sentir el rugido de la gente con el primer gol de Rivarola y, fundamentalmente, con el segundo, de Iturra, que corrió 30 metros para ir a celebrar el gol con la hinchada.

Cierro los ojos, y aún puedo ver una silente e inmóvil barra de Colo Colo al otro lado del estadio. No podían creer que ese grupo de once jugadores con camiseta azul hubiese atropellado a su equipito y les hubiese encajado cuatro.

Terminó el partido y, por todos lados, escuchaba que tan expresivo marcador no se daba hace más de veinte años. La gente cantaba, reía, se abrazaba; era feliz. El fútbol; un maravilloso equipo de fútbol, nos hacía felices.

No olvido que la tarde fue larga; demasiado larga. Que después del partido, en la casa de unos “amigos” mayores, bebí mi primera cerveza y, por primera vez, besé a una mujer mayor que yo. Carolina; 17 años. Nunca más la vi.

Fue mi primera vez; la vez que entendí que mi amor por U es infinito, incansable, inagotable e incondicional.


**Los dos autores son ganadores de entrada tribuna andes para el clásico de este sábado.
Sigan participando, mañana se elegirán otras dos historias.
Agradecimientos: Carolina Zelada.

24 abril 2011

EL CLÁSICO


EL CLÁSICO
Por Cristopher Antúnez S.

Para algunos es sólo un partido. Para otros, el match del año. Los más extremistas aseguran que es una guerra; y los competitivos dirán que es el partido que nunca se puede perder.

Y donde estemos todos contestarán que es el partido más importante del fútbol chileno y, más que un choque entre dos cuadros con historia, vivencias, ídolos y camisetas diferentes, es el encuentro que enfrenta a dos filosofías, dos formas de vida muy diferentes y ¿por qué no decirlo?... dos reales religiones.

Por un lado está el equipo blanco y negro. Blanco como la lavaza, los días nublados, la mente en cero. Y negro como sinónimo de muerte, luto, la nube que nadie quiere sobre su cabeza y el color usado por los árbitros (que por coincidencia, históricamente los ayudaron).

Por el otro, el equipo azul, el color del cielo –como lo acredita nuestra canción nacional-, como el mar, como la sangre de los privilegiados.

Los blancos representan el culto a las tablas de posiciones, campeonatos, logros y el condicionamiento extremo del “amor” de sus seguidores a la situación deportiva contingente.

Los azules representan el amor incondicional a sus colores, sin importar las copas y los logros, y siguen fielmente el compromiso vitalicio por y para su camiseta.

Por un lado, un escudo que tiene los colores del rival.

Por el otro, un escudo con los mismos colores que dan vida a su camiseta.

Los blancos se identifican a muerte con la frase “Eterno Campeón”.

Los azules con “Más que una pasión, es un sentimiento”.

Para la religión alba, sus dioses sólo aportan a sus clubes.

Para la religión azul, sus dioses también aportaron a la selección nacional, siendo grandes figuras.

El templo albo se llena siempre y cuando el equipo gane y esté en lo más alto de la tabla.

El templo azul se llena gane o pierda el equipo.

Son tantas las diferencias y tantos los puntos de vista que no cabrían en una crónica y cada uno seguirá su camino.

El mío, al igual que el suyo, será la senda azul que nos convierte en verdaderos “fieles” y no adeptos a modas pasajeras o dependientes.


GANA ENTRADAS PARA EL CLÁSICO
Envía tu historia de clásicos a: somosentreazules@gmail.com
Las 10 mejores no sólo serán premiadas con una entrada para el clásico de este sabado 30 de abril, sino también la historia será publicada.
Suerte Azules!
 

21 abril 2011

El Clásico

Supongo que todos los hinchas de la "U"están viviendo una muy nerviosa espera, porque el clásico está ahí..a pocos días, el 30 de abril.
No es bueno aventurar resultados y tampoco decir "Si no le ganamos ahora, no le ganamos más" cómo hemos escuchado en varios clásicos los últimos años, como con Markarián, Basualdo y Pelusso en la banca azul. Maldito domingo aquel que Lucas Barrios hizo que de un equipo sin técnico, pasaran a ganarnos sin apelación en un nacional que volvió a sufrir un triunfo albo. No importó que ese mismo cuadro albo después no entrara ni en los play offs, y que los azules a las postre levantarían la copa. Porque hay que decirlo, hace rato los albos salvan la plata ganándole a la "U"...y después los cara de palo de la barra aquella tienen el descaro de decir que acá hay "equipo chico".
En fin, clásicos son clásicos y la idea del hincha es siempre ganarlos. ¿Quién soy yo para prohibirle a un hincha soñar con que Eduardo Vargas desparramará a la zaga alba? o que Canales al igual que Gioino y Cofré, se bautice de ídolo luego de marcarle al archirrival. Voy más allá, ¿Cómo prohibirle al Pepe Rojas que sueñe con marcar un gol y gritarselo en la cara a ese técnico bocón que llegó a Chile desconociéndolo?. Uf! PPR13 ganándole el salto a Mena y clavando -cuan Cristiano Ronaldo- el balón en el angulo de sinmanos Prieto o la ¿Muralla? Castillo, hermoso...por decir algo.
Pero vamos a las realidades: Por fin Azul Azul quiere repetir el experimento que hizo el año pasado al limitar el número de entradas para la gente de blanco. Me parece perfecto en virtud de los 20 años que la gente azul lleva sufriendo lo que significa ir al Estadio Monumental, algo parecido a ir a un campo de batalla. Supongo que los que leen este blog alguna vez caminaron por Froilán Roa y recibieron esos no amigables piedrazos que emanan de los pasajes cómo si hombres invisibles nos atacaran. O cuando los de verde cuyo lema es : Orden y Patria te tratan peor que a ese delincuente que acaba de asaltar a un cieguito. Y no exagero, la única vez que he recibido palos de la fuerza policial (me declaro pacifico así que no estoy muy expuesto a esta situación) ha sido en el Estadio David Arellano. ¿Donde iba? ah sí, me parece perfecto que AA imponga este sistema de pocas entradas para los colocolinos.
Entonces ahora es responsabilidad del hincha azul si llena o no el estadio, y una vez lleno, si hace sentir la presión al rival con cantos, banderas y todo el espectáculo tradicional de la hinchada azul.
¿Omitir el bombo? Sería matar un espectáculo tan lindo y responde únicamente a la distracción comunicacional que intenta este gobierno. Obvio, las barras bravas siempre han servido para distraer a la opinión pública y los reales problemas. Ojo, no digo que  la barras no sean un problema, pero, lo tocaremos en una futura entrada.
En definitiva azules, ser locales no es una opción, es un derecho. Y ahora ustedes tienen la última palabra


La cuña para la risa de la semana:
"Cómo Técnico nunca gané la Copa, cómo jugador...muchas" Américo Ruben Gallego (NdelaR: Ganó sólo una con River en 1986)

La cuña para aplaudir:
"Un clásico sin bombo es cómo una fiesta sin baile" (Pepe Rojas)

La cuña para pensar
"Colo Colo fue injustamente eliminado"